El ultimo partido

Mi abuelo solia levantarse los domingos temprano, desde hacia diez años el ritual que cada quince dias se repetia era el mismo; levantarse pronto, ducharse y afeitarse. El abuelo tenia una de esas espumas de afeitar con olor a menta y gengibre que podias oler a kilometros de distancia solia decir que cuando crecieramos aquel aroma nos empezaria a gustar, pero lo cierto es que incluso hoy en dia me era dificil de aguantar.

 Aquellas mañanas el abuelo solia despertarnos con el ajetreo que montaba al sacar la ropa del armario, yo nunca entendi porque no sacaba la ropa el dia antes, pero el decia que eso le daba suerte al equipo, mi abuela decia que era porque era un guarro pero al equipo le iba bien siempre que el abuelo preguntaba por los calcetines negros y grices.

Si todo marchaba bien, a las once y veinte de la mañana el abuelo ponia rumbo al campo de futbol donde le esperaban sus obligaciones como utilero del equipo: Hinchar balones, comprobar los banderines, las redes y asegurarse que todas las instalaciones estuviesen listas para su uso. A las doce  en punto solian empezar los partidos de futbol de las categorias inferiores, cuando estos terminaban se abria una veda para comer y rerescarse que se rompia a eso de las cuatro de la tarde cuando se encendia la megafonia del estadio y entonces el speaker se convertia en el improvisado iman del pueblo.

Aquellas tardes siempre fueron memorables, el pequeño equipo del pueblo vestido de Negro y Blanco siempre fue un rival duro de roer, con sus limitaciones pero siempre con un caracter peculiar que casi lo hizo por ascender a segunda b  hace unos cuantos años. Durante todos esos años el abuelo fue el unico inamovible del equipo, viniese quien viniese el siempre lo recibia con alegria y cariño, queria a ese equipo como a su segunda esposa .

Cuando el abuelo tuvo su primer infarto muchos pensamos que dejaria de lado sus labores en el equipo pero nada mas lejos de la realidad. Pasaron muchos años mas y no fue hasta despúes del segundo infarto que acepto -a regañadientes- delegar su cargo en el equipo, incluso entonces solia repetir todos los domingos la misma rutina para ver con atencion los partidos de su equipo. 

Aquellos veranos siempre que pude, iba a buscarle al campo. Esas tardes charlando de futbol y de la vida nunca las cambiare por nada, su vision del mundo era maravillosa y la nobleza de su caracter sabia forjar y templar el espiritu de cualquiera que lo tratara. Cuando llegabamos a casa , mi abuela solia echarnos la bronca por haber tardado mas de la cuenta e irse cuando ya no quedaban 'ni las cocacolas' en el campo, despues se sentaba frente al televisor . Recuerdo que cuando tardaba mas de la cuenta solia reclamarme que me sentase a su lado para ver la pelicula de la primera...de aquellas noches me guardo miles de anecdotas tantas que es imposible contarlas todas.

Ayer sin embargo su reloj se detuvo para siempre cuando marcaron las diez de la mañana, llevaba muchos semanas en cama, luchando contra la enfermedad como un jabato, como indurain aquellas tardes de verano en que sentados en el sofa mi abuelo y yo rompiamos la tradicion de la siesta . pero ayer su cuerpo dijo basta y despues de tanto pedalear, el abuelo finalmente colgo la bicicleta. 

Quiza sea por la distancia y lo raro que resulta no estar ahi para despedirlo fisicamente, pero seguramente no merezca la pena entristecerse por el, el no lo hubiese querido poque como el decia: "he visto marchar a mi nieta y a mi hijo, no tengo miedo de morirme, tengo ganas de encontrarmelos ahi arriba"...

Hoy el coche de la funeraria marchara en direccion al campo de futbol, lastima que esta vez ya no vuelva por la noche, porque me hubiera gustado achucharte por ultima vez y decirte "Pirata, cuanto te quiero..."

Gracias abuelo por ser quien fuiste, tan grande, tan unico y tan genial, que el hueco que dejas es grande, muy muy grande....

Y no te preocupes por la abuela que aqui te la cuidaremos :-)

Adios Pirata!

Adios Abuelo!!