Adios abuela

 Nos sentabamos en nuestro banquito y tomábamos el sol. Comíamos doritos desde aquel día que le di a probarlos (el de la foto). Después vino la vida y sus inumerables giros. Hace tiempo que el norte ya no era lo mismo sin ella en casa, con tanta puñetera distancia de por medio.

Hay miles de anécdotas y hoy se me atragantan todas ellas en un intento desesperado de evitar que llore de perdida. Me ayudaste a entender un mundo que no comprendía. A querer tradiciones y mentalidades diferentes a aquellas con las que nací y crecí.
Cuando murió nuestro pirata el mundo se volvió un poco más gris para nosotros, un trozo de alegría que encontramos juntos en esas navidades abriendo las cajas de chocolates que tanto nos gustaban.
La vida es un lugar terrible. Naces, creces y mueres.
Menos mal que incluso en esos oscuros valles de sombras nos quedan dulces recuerdos, rayos de alegría que en días como hoy son un paraguas par las lágrimas que tapan el cielo gris.
Descansa en paz abuelita, que tengas todo lo que mereces ahí arriba, que encuentres a todos los que ya nos dejaron con los brazos abiertos.
Saluda a mi pirata, a mi hermana, a la dragonceta y no olvides que a pesar de todo, mi cariño siempre estará contigo y guardaré unlugar en mi corazón y mente para tu recuerdo.
Hasta las estrellas doña Trini. Que la luz y la fuerza siempre te acompañen.