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Piratas y Corsarios.

A veces extraño aquella rutina extraña que tenía por las tardes en el pueblo, coger el bus y bajar a comer a casa de mi tía.  Esas comidas eran cojonudas. La charla de después también lo era con mi tío. Siempre ha sido mi favorito. Fue el quien me enseñó la música de la España de los 70, 80 y 90. Como no quererle. Después de la sobremesa marchaba al mejor bar del universo. No era el sitio ya te lo digo, era la compañia, el ambiente. Era ese sitio al que volverías siempre y en cada vez que retornases encontrarías una cara familiar. Un sitio para sentirse en casa. Eran otros tiempos. Otras locuras. Otra la distancia y los recuerdos.  Siempre hubo un lugar en el norte donde alguien podría sentirse en casa aunque estuviese fuera de lugar como el que más. Supongo que el tiempo es caprichoso. Olvidas lo malo pero recuerdas las cosas buenas con esa pizca de brillo extra que solo la memoria puede realizar. Los tiempos son curiosos. Pero me gusta pensar que ese sitio sigue existiendo. ...

septiembre siempre tu

Septiembre siempre ha sido el mes de las noticias difíciles, el de los cambios repentinos y  el de mercurio retrógrado tomándose un vermú en la casa de Tauro. Lo tiene todo incluida una receta perfecta que seguramente olvides y seas incapaz de repetir en el futuro. Algunas cosas de septiembre –quiza las mejores- son el final de los días de verano y el comienzo de las noches donde sopla 'El fresquito'. El año pasado septiembre fue el de los cambios, ya lo fue en el 2016 y definitivamente será este de nuevo. Toca desempolvar las cajas de nervios y preparar de nuevo algunas cosas que parecían olvidadas. La chica dinosaurio con la que vivo siempre me recuerda que tengo que abrir el último botón de mi camisa y confiar más en el proceso. Septiembre siempre ha sido un mes bueno y bondadoso. Ojalá lo sea. 

Por qué apoyo a Israel

  Hablar de Israel es hablar de un tema complejo, delicado y cargado de emociones. Sé que cada palabra puede ser interpretada desde mil ángulos distintos, y precisamente por eso quiero expresar mi postura de forma clara pero también respetuosa: apoyo a Israel . Lo hago no desde el odio hacia otros, sino desde la convicción de que un pueblo que ha sufrido persecuciones históricas, marginación y violencia sistemática tiene derecho a existir, a defenderse y a buscar un futuro en paz. Israel es, para mí, un símbolo de resiliencia. Un país pequeño que, rodeado de adversidades, ha sabido avanzar en ciencia, tecnología, agricultura y cultura, contribuyendo al mundo de formas que muchas veces olvidamos. Ese esfuerzo por construir, innovar y sobrevivir merece reconocimiento. Entiendo, por supuesto, que hay sufrimiento en ambos lados. No cierro los ojos a la tragedia que viven los civiles palestinos, y me duele profundamente que generaciones enteras crezcan entre muros, miedos y violenci...

La rebeldia de vivir.

 Supongo que es el cansancio. Vivir cansa. Por razones tan diversas como absurdas, justificadas o no, la vida va desgastando. Y con el paso de los días, ese cansancio se convierte en un hartazgo silencioso… aunque por dentro suene como un estruendo. De repente abres los ojos y ves lo incómodo: la hipergamia, la hipersexualización, la polarización, esa necesidad insaciable de que un algoritmo te provoque, te agreda, te empuje a reaccionar. Todo tiene que ser explicado, defendido, justificado. Da igual si hablas de cómo alimentar a tu bebé o si te posicionas sobre un conflicto internacional. Aunque lo tengas claro, el algoritmo alimenta una bestia que no se sacia nunca. Y entonces ese cansancio huele a sospecha. Te ronda la idea de siempre: Internet está muerto . Ya no sabes qué es verdad y qué no. Y no, no es solo por la inteligencia artificial: la manipulación viene de antes. Consumimos sin medida contenidos falsos. Es irónico: nos repiten cada día que miremos la etiqueta de l...

Operación Pañal Limpio

 Hay momentos en la vida de todo padre que marcan un antes y un después: el primer llanto, la primera sonrisa… y el primer pañal “con sorpresa”. Porque seamos sinceros, uno puede leer todos los manuales del mundo, pero nada prepara para ese instante en el que el olor anuncia la misión: ha llegado la hora de limpiar al pequeño explorador. La escena suele empezar con un gesto inocente del bebé, tal vez una mirada traviesa, y de repente… ¡zas! La fragancia inconfundible llena la habitación. En ese instante, los adultos se miran como soldados en una trinchera: alguien tendrá que enfrentarse al reto. Con resignación y cariño a partes iguales, se prepara el terreno. Sobre la mesa del cambiador aparece el arsenal: pañal nuevo, toallitas listas para la batalla y esa crema protectora que promete ser un escudo contra cualquier irritación. Con un movimiento digno de un mago, se abre el pañal usado, y allí está: el mural abstracto que el bebé ha decidido regalarle al mundo. No hay que asust...

Cómo bañar a un bebé sin que termine pareciendo una escena de acción: guía para valientes padres y madres

 Bañar a un bebé puede parecer un tutorial de supervivencia extrema: agua por todas partes, un miniyeti que se escapa y tú con un corazón en la boca pensando “¡no puedo perderlo ni un segundo!”. Tranquilo, aquí tienes la guía definitiva con toque humorístico para salir vivo y relativamente seco. 1. Preparación: tu kit de supervivencia Antes de que tu pequeño acabe convirtiéndose en Houdini acuático, prepárate: Bañera para bebé (sí, no el lavabo de la cocina). Agua tibia , unos 37 °C. No quieres que parezca spa ni polo norte. Jabón suave : menos lágrimas = más gloria. Toalla con capucha , para envolver al bebé como burrito ninja. Paño/esponja, pañal limpio y ropa nueva . Error épico #1: salir a por el teléfono mientras el bebé flota… NO. 2. Llenar la bañera: nivel Jedi Llena la bañera solo hasta los pies del bebé . Prueba la temperatura con el codo: si quema, espera; si hiela… bueno, ya sabes. Error épico #2: añadir agua caliente sin probar. Resultado: m...

La chica de Pontevedra y sus pies en fiesta

 En Pontevedra hay una historia que contar, de una chica risueña que no deja de brillar. Con los pies siempre húmedos, ya sea mar o aguacero, ella encuentra en el agua su mejor compañero. Por la ría camina, con gracia y sin apuro, mojando sus delicados dedos en el agua, seguro. No teme a la marea ni a la arena fría, porque en su mundo líquido, reina la alegría. Cuando el cielo se pone gris y el agua empieza a caer, ella no se esconde, ¡no, para nada quiere esconder! Baila bajo la lluvia, gira y salta sin parar, como si el charco fuera su pista particular. Los vecinos la miran con mezcla de asombro y risa, “¿Quién será esa loca que bajo el agua improvisa?” Pero ella solo sonríe, con brillo en la mirada, porque sabe que mojarse los pies es su mejor jugada. Y yo, que la observo desde la orilla del puerto, me pregunto si algún día será mi momento, de saltar a su lado, empaparme sin miedo, y bailar con la lluvia, en un mundo paralelo. Le hablaré de la marea, de barco...