1 de abril de 2015

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Algunos dias es mas complicado ausentarse del mundo de los sueños, de esos despertares con el corazon en un puño y la mente nublado. Cuando llevas semanas despertando sin saber el como, o el porque empiezas a tener la extraña sensacion de que algo falla en tu interior, de que el estres te carcome o que tu cabeza esta en pleno empacho corporativo.

Cuantas cosas y que tan poco tiempo tenemos. Que efimero es lo que creemos cuando despertamos de dicho trance y observamos la de cosas que en ocasiones se pierden a nuestra vera mientras decidimos lo que sea que decidamos cuando nuestro cerebro trabaja y nosotros 'vivimos'.

Hoy fue una de esas mañanas, con sus correspondientes despertares, el despertar del cafe caliente, el despertar del primer rayo de sol por la ventana pero sobre todas esas cosas era el despertar sobre la fecha, esa en la que hace nueve años todo se detuvo para siempre en ese pequeño rincon de mi corazon del que seguramente siempre me queden los mejores recuerdos, pero no por ellos los malos momentos de aquella partida.

La historia era ineludible, lo sabiamos, lo comprendiamos, el adios no seria rapido, no nos gustaria, pero habiamos peleado, nos habiamos levantado una y otra y otra vez. Por las mañanas su sonrisa lo llenaba todo, sin mediar palabra sabias lo que pensaba, tocarla era un balsamo aquellos dias en que se necesitaba un abrazo silencioso.

Mi hermana era un tesoro, una joya irrepetible que hace nueve años dejo de existir sobre la faz de la tierra, su brillo a partir de aquel instante seria como el de las estrellas que vemos, a sabiendas de que murieron hace millones de años pero aun nos queda el refulgor, su belleza.

Nueve años hacen de aquella partida y aunque cada vez caigan menos lagrimas al recordarlo, siempre habra un momento para recordar como aquella mañana, en un viejo autobus de Alsa, justo a la salida de Burgos, el mundo, en silencio, perdio uno de los latidos mas hermosos y que mas sentido le otorgaban a esta existencia llamada vida.

Gracias a aquellos ahora ausentes amigos donde quiera que esteis por arroparme en aquella fatidica fecha. Gracias a los que me animaron, me abrazaron, me quisieron y aun 9 años despúes me animan.

Esta noche quiza me vuelva a despertar entre sueños, Pero quiza solo necesite abrazar mi peluche de borrego y recordar esa tarjetita que venia cuando mi hermana me lo regalo: "cuando te sientas triste, abrazalo, y yo estare ahi, abrazandote y queriendote, te quiere, anita"


Va por ti pequeñaja. Por hoy, por siempre.




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