De furcias, tabaco rancio y opiniones.
Esta escena sucede en mi mente, en esa calle imaginaria que recrea la gran via madrileña de los años 80. Almodovar aun no ha grabado nada que lo haga digno de bendecir el suelo que pisa pero si te fijas bien puedes incluso distinguir a Risto Mejide bebiendo Manhattans en un casposo bar que yo llamo 'Melquiades' y cuya existencia atribuyo a la lectura de Cien Años de soledad en mi epoca de colegio. Estoy sentado frente Spilberg y Jodorowsky, quieren grabar una version del Padrino a medio camino entre 'origen' y 'El diablo de wall street'. Yo me apresuro a darle una calada a mi 'Churchill' -Romeo y Julieta ofcourse- sus miradas se clavan en mis gafas, que vete tu a saber porque son obscuras pero molan muchisisisisimo. -Steven, Alejandro....esto, me parece una soberana mierda. Un truño, una catedral al desproposito que no tiene alcance. En ese instante a Spilberg se le encienden los ojos, es la furia natural de aquel que grabando dinosaurios lo hace ...